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sábado, 16 de noviembre de 2013

GRUPO 07

Brucelosis humana 

La brucelosis es una enfermedad bacteriana que puede transmitirse al ser humano por animales infectados, sobre todo cabras y ovejas. Conoce sus factores de riesgo y las medidas preventivas para evitar contagios. 

1.     Qué es la brucelosis
2.     Síntomas de la brucelosis
3.     Diagnóstico de la brucelosis
4.     Tratamiento de la brucelosis
5.     Prevención de la brucelosis



¿Qué es la brucelosis?
La brucelosis es un conjunto de enfermedades causadas por una bacteria perteneciente al género denominadoBrucellaSe trata de una enfermedad antropozoonótica, es decir, es una enfermedad que puede ser transmitida a los humanos por diversos animales vertebrados. Podría decirse que el ser humano no es en realidad el objetivo de este grupo de bacterias, sino que su infección es un accidente en la cadena epidemiológica (camino que sigue el agente patógeno desde su hábitat natural hasta el hospedador susceptible), puesto que su huésped habitual suelen ser otros mamíferos (ganado ovino, bovino, caprino, porcino, perros, cetáceos, etcétera).
En humanos se han dado casos de infección por B. melitensis, que originalmente afecta sobre todo a cabras y ovejas, y que es la responsable de la mayoría de los casos observados en España. B. abortus, que afecta al ganado bovino; en humanos suele presentarse como una patología asintomática. Y B. suis aparece en ganado ovino y porcino; el porcentaje de infección en humanos es bastante bajo.






Cómo se contrae la brucelosis
El contagio de la brucelosis (también conocida como fiebre de Malta o mediterránea, fiebre ondulante o enfermedad de Bang) suele darse por contacto con fluidos provenientes de algún animal infectado (sangre, orina, heces, fluidos vaginales, fetos abortados, placenta) y debido al consumo de productos de origen animal infectados, principalmente leche cruda o productos lácteos elaborados con leche cruda.
Por lo general, no suelen darse casos de contagio persona a persona, solo se han podido detectar en circunstancias determinadas como trasplantes con órganos infectados, contacto sexual con un individuo enfermo, o un bebé lactante amamantado por una madre infectada.
Las vías de contagio, es decir, el lugar por donde la bacteria penetra en el organismo una vez ha establecido contacto con el individuo, suelen ser la boca, nariz, ojos y zonas lesionadas en la piel (cortes, heridas, etcétera). La ingesta de un producto infectado suele ser la forma más común de contagio no relacionado con el entorno laboral.




Síntomas de la brucelosis
El periodo de incubación de la brucelosis puede ser muy variable, desde cinco días hasta varios meses. Lo más común es que los primeros síntomas comiencen a observarse entre 10 y 30 días tras la exposición al patógeno.  
Los síntomas de brucelosis pueden ser muy distintos en cada individuo, dándose incluso casos asintomáticos.
El camino que sigue la bacteria tras penetrar en el organismo tiene su primera parada en los ganglios linfáticos; si en este punto las defensas del individuo no son capaces de eliminar al patógeno, este se multiplicará y pasará al torrente sanguíneo. En este momento podrán observarse los síntomas típicos de la etapa aguda de la enfermedad. Lo más común y característico de dicha etapa es la aparición de fiebre de hasta 38ºC que dura varios días, tras los cuales desciende, apareciendo posteriormente en oleadas y acompañada de sudoración profusa, desproporcionada con el estado febril y normalmente en las horas nocturnas, y dolores articulares, musculares o neurológicos. El paciente puede presentar un estado de cansancio continuo y, en muchas ocasiones, estreñimiento. A esto se le pueden sumar síntomas poco específicos como fatiga, dolor de cabeza o pérdida de peso.
Una vez en la sangre la bacteria tendrá acceso a diversos órganos y tejidos  del cuerpo, adquiriendo localizaciones focales:
·         Orquiepididimitis: inflamación del testículo y del epidídimo (conducto que conecta el testículo con los conductos deferentes). Ocurre en cinco de cada 100 pacientes varones.
·         Afectaciones focales del sistema osteoarticular:
·         Sacroileítis: inflamación de la articulación sacroilíaca, articulación situada entre el hueso sacro y el ilion del hueso coxal, en la parte final de la espalda.
·         Espondilitis: inflamación de las articulaciones de la columna vertebral. Da lugar a dolores lumbares, rigidez, etcétera.
·         Bursitis: inflamación de la bursa, estructura situada entre los huesos, tendones y músculos, y cuya función consiste en facilitar el movimiento de estas estructuras evitando el rozamiento entre ellas.
·         Tenosinovitis: inflamación de la vaina que recubre un tendón.
·         Granulomatosis  hepática: lesión inflamatoria que da lugar a una masa o granuloma conformado por la acumulación de células del sistema inmune.
·         Neumopatía brucelar: conjunto de trastornos pulmonares que pueden incluir diversos síntomas.
La llegada de las bacterias al sistema nervioso central y la endocarditis (inflamación del endocardio, pared interna del corazón) son las complicaciones de la brucelosis más graves; éstas, al igual que los casos de lesiones dermatológicas, son bastante raras y suelen darse principalmente en individuos que están continuamente expuestos al patógeno debido a su ocupación laboral.
La brucelosis tiene una elevada tendencia a producir recidivas (reaparición de los síntomas), sobre todo en los tres meses posteriores a la enfermedad y en los casos que no han sido tratados. Algunos individuos pueden llegar a sufrir dolencias derivadas de la enfermedad durante años, dando lugar a un cuadro crónico que derivará en una disminución de la función músculo esquelética, alteraciones neurovegetativas, parestesia (sensación alterada de los sentidos que se manifiesta en forma de hormigueos, adormecimiento, etcétera) y dolores articulares.






Diagnóstico de la brucelosis

Dada la gran variedad de síntomas que puede producir la brucelosis, la detección de la enfermedad no es siempre fácil. Los datos aportados por el paciente acerca de su ocupación laboral y la zona donde reside o trabaja pueden ser de mucha ayuda para determinar el diagnóstico. En las zonas endémicas, los profesionales sanitarios están familiarizados con este tipo de casos y, por tanto, el diagnóstico suele ser rápido y certero. Esta distribución localizada de la enfermedad supone una desventaja en las zonas donde la brucelosis no aparece de forma habitual, puesto que las pruebas diferenciales para esta afección no se realizan de forma rutinaria, y los casos tienden a detectarse cuando la enfermedad está ya bastante avanzada.
El análisis de laboratorio es una prueba imprescindible en la búsqueda de indicios de brucelosis, ya que permitirá conocer a ciencia cierta cuál es el agente causante de la patología (en caso de que este sea un agente bacteriano). El procedimiento consiste en tomar una muestra de sangre  y realizar con ella un cultivo, es decir, mantener la muestra en unas condiciones concretas que hagan posible el crecimiento de la bacteria. Esto permite, en primer lugar, determinar la presencia/ausencia de bacterias en la sangre.
Si aparecen colonias (agrupaciones de bacterias que aparecen en el medio cuando hay crecimiento), se podrá determinar si estas pertenecen a Brucella, según sus características de color y forma. Posteriormente puede tomarse una muestra de las bacterias cultivadas y observar al microscopio su morfología, que será comparada con la del patógeno sospechoso. Se pueden realizar además una serie de pruebas bioquímicas que aportarán datos adicionales para la confirmación del diagnóstico de brucelosis.




Tratamiento de la brucelosis

El tratamiento de la brucelosis consiste en la administración de una combinación de antibióticos. Ningún antibiótico elimina por sí solo la infección de forma eficaz. Antes de aplicar cualquier tratamiento, el médico debe identificar el alcance de la infección, es decir, debe valorar la presencia de localizaciones focales y complicaciones como meningoencefalitis o endocarditis; en este último caso, al tratamiento con la medicación habitual (rifampicina y doxiciclina) se le añadirá un tratamiento con un tercer antibiótico (normalmente tetraciclina o un aminoglucósido).
El objetivo del tratamiento es, además de reducir el periodo sintomático de la enfermedad, evitar la aparición de complicaciones tales como la localización focal de la patología, y disminuir al máximo la aparición de recidivas.
La duración recomendada del tratamiento de la brucelosis es de un mínimo de seis semanas; en los casos que presentan localizaciones focales, puede prolongarse algo más en función de la evolución de los síntomas.
Como todos los tratamientos de larga duración, el de la brucelosis presenta el problema del abandono del mismo. Es de suma importancia llevar a cabo el proceso completo ya que, si ya de por sí esta enfermedad presenta una alta tasa de aparición de recidivas, un seguimiento incompleto del tratamiento equivaldrá prácticamente a la ausencia del mismo.

En los pacientes que cumplen con las dosis y el periodo prescritos la aparición de recidivas depende sobre todo de la presencia de localizaciones focales. La medicación que se aplicará en el caso de que se presente una recidiva será la misma que la del tratamiento inicial, dado queBrucella tiene la característica (al menos por el momento) de no presentar resistencias a ninguno de los antibióticos empleados para combatirla (en ocasiones las bacterias se hacen resistentes a antibióticos a los que han sido expuestas previamente).





Prevención de la brucelosis
España es uno de los países con más casos de brucelosis al año,  es considerada aún endémica, y los costes económicos derivados de su control y tratamiento suponen un gran gasto sanitario. La mayoría de estos casos aparecen entre individuos relacionados con determinados sectores profesionales (grupos de riesgo), como son los pastores, ganaderos, trabajadores de mataderos, carniceros, veterinarios y personal de laboratorio. Por ello, es de especial importancia el control a distintos niveles en los respectivos lugares de trabajo.
Un método de prevención adecuado deberá incluir medidas, dirigidas por un lado a minimizar las situaciones de riesgo localizadas principalmente en los lugares de trabajo y, por otro lado, a tratar de incrementar la inmunidad. Para lograr esto deben aplicarse medidas a dos niveles; en primer lugar deben prevenirse en lo posible los casos de brucelosis en animales y, en segundo lugar, debe prevenirse la aparición de casos de brucelosis en humanos.
Para evitar la aparición de la enfermedad  y el contagio en animales pueden realizarse diversas acciones:
·         Asegurarse de que la población ganadera se encuentra sana mediante la observación de las hembras preñadas (la presencia de abortos es uno de los indicios más comunes de la enfermedad en los animales), análisis de muestras de abortos, cuarentena de animales nuevos, establecimiento de programas de vacunación, y controles periódicos mediante test bioquímicos que permitan el diagnóstico precoz.
·         Higiene de material de laboratorio (desinfección de tijeras, guantes, etc.) y de locales. Las salas de partos o de tratamiento de material de origen animal, deben tener unas características que faciliten su limpieza (las paredes deben estar preferentemente revestidas de baldosines).
·         Deben evitarse abrevaderos y comederos comunes, pues incrementan el riesgo de contagio.
·         Desinfección del personal a la entrada y salida de la explotación.
En lo referente al contagio humano:
·         Educación sanitaria. Una población bien informada acerca de los factores de riesgo y medidas preventivas es fundamental para evitar futuros contagios.
·         Control de la calidad de los productos lácteos. En caso de que se consuman productos caseros no sometidos a un proceso industrial, es recomendable hervir la leche antes de su ingesta.
·         Los ganaderos deben evitar la tendencia de acumular los restos y deshechos derivados de la labor en zonas próximas a la vivienda, ya que las bacterias presentes en el polvo y transportadas por el viento pueden llegar fácilmente a la casa.
·         Utilizar prendas protectoras por parte de los profesionales expuestos a Brucella, como guantes que cubran todo el antebrazo, botas altas de goma, mandiles, monos y mascarillas. Las prendas deben ser de materiales fáciles de limpiar y desinfectar, o bien tratarse de prendas desechables.
·         Adecuada higiene personal, antes y después de la jornada laboral.
·         Vacunación, no existe aún una vacuna cuya eficacia haya sido probada en un porcentaje que asegure su fiabilidad, pero actualmente se están llevando líneas de investigación en este sentido en diversos laboratorios.

EL colera 
Tratamiento del cólera
En realidad, la bacteria responsable del cólera es bastante fácil de eliminar con el uso de antibióticos cuya seguridad y eficacia han sido comprobadas, y cuya distribución en los países desarrollados está totalmente garantizada.
Algunos de estos antibióticos efectivos contra el bacilo son: azitromicina (macrólido), ciprofloxacino (quinolona), doxiciclina (tetraciclina) o co-trimoxazol (sulfamida). Todos  ellos de fácil acceso y ampliamente utilizados en países avanzados. El médico será el encargado de prescribir el más adecuado en cada caso, junto con la dosis necesaria; y el farmacéutico le facilitará toda la información que requiera para garantizar que el medicamento es efectivo al 100%.
Evidentemente, junto al tratamiento antibiótico del cólera, es tanto o más importante el tratamiento sintomático; en este caso, previniendo la deshidratación secundaria a vómitos y diarrea. Para esto, los preparados con sales de rehidratación oral son muy utilizados. En el hospital, sin embargo, si la deshidratación es muy importante, pueden optar por administrar al paciente suero fisiológico o glucosado por medio de una aguja.



SEPSIS



Sepsis
Es una enfermedad en la cual el cuerpo tiene una respuesta grave a bacterias u otros microorganismos.
Esta respuesta se puede denominar síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SRIS).
Causas
Los síntomas de la sepsis no son causados por los microorganismos en sí. En vez de esto, productos químicos que libera el cuerpo causan la respuesta.
Una infección bacteriana en cualquier lugar del cuerpo puede activar la respuesta que conduce a la sepsis. Los sitios comunes donde una infección podría comenzar abarcan:
En pacientes hospitalizados, los sitios comunes de infección incluyen las vías intravenosas, las heridas quirúrgicas, los drenajes quirúrgicos y los sitios de ruptura de la piel conocidos como úlceras o escaras de decúbito.
Síntomas
En la sepsis, se presenta una caída de la presión arterial, ocasionando shock. Los sistemas corporales y órganos principales, incluidos los riñones, el hígado, los pulmones y el sistema nervioso central, dejan de funcionar apropiadamente debido a una circulación insuficiente.
Un cambio en el estado mental y la respiración muy rápida pueden ser los primeros signos de sepsis.
En general, los síntomas de sepsis pueden abarcar:
También se puede presentar sangrado o hematomas.
Pruebas y exámenes
Una persona con sepsis lucirá muy enferma.
La infección se confirma generalmente por medio de un examen de sangre; sin embargo, éste puede no revelar infección en personas que han estado recibiendo antibióticos. Algunas infecciones que pueden causar sepsis no se pueden diagnosticar por medio de exámenes de sangre.
Otros exámenes que se pueden hacer abarcan:
Tratamiento
Si usted tiene sepsis, lo hospitalizarán por lo general en una unidad de cuidados intensivos (UCI). Los antibióticos por lo regular se administran por vía intravenosa (IV).
Se puede administrar oxígeno y grandes cantidades de líquidos intravenosos. Otros tratamientos médicos pueden abarcar:
  • Medicamentos que aumenten la presión arterial
  • Diálisis si hay insuficiencia renal
  • Un respirador (ventilación mecánica) si se presenta insuficiencia pulmonar
Expectativas (pronóstico)
La sepsis a menudo es potencialmente mortal, sobre todo en personas con un sistema inmunitario debilitado o con una enfermedad prolongada (crónica).
El daño causado por una disminución en el flujo sanguíneo a órganos vitales como el cerebro, el corazón y los riñones puede tomar tiempo para mejorar. Puede haber problemas a largo plazo en estos órganos.
No todos los pacientes sobreviven a un episodio de sepsis.
Prevención
El riesgo de sepsis se puede reducir siguiendo el esquema de vacunación recomendado.
En el hospital, el lavado cuidadoso de las manos y el cuidado apropiado de las sondas vesicales y las vías intravenosas pueden ayudar a prevenir las infecciones que llevan a que se presente sepsis.











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